viernes, 12 de octubre de 2007

"¡Ay!"

Ayer jueves, clase con Krikor! En el Laboratorio, miró uno por uno los dibujos de nuestra habitación que dejamos colgados en la pared el día anterior. El mío era un desastre (¡ay!). No es legítimo hablar así -en parámeros de bien o mal- pero aún me queda mucho tiempo para ser capaz de utilizar el lenguaje que es más "justo" para hablar de arte. Así pues, me tomo la licencia de decir que el dibujo de mi habitación no era bueno (¡ay!). Técnicamente es razonable que no sea correcto (¡ay!), mis nociones de arquitectura y dibujo son inexistentes y si las hubo están del todo oxidadas. Por lo tanto no es eso lo que me molestó del primer resultado de mi trabajo. Tampoco él prestó atención a estas cuestiones. Lo malo (¡ay!) fue que el lenguaje utilizado era totalmente ajeno al que quería utilizar. ¿Qué lenguaje es ese del que yo puedo disponer y que me permitirá pasar del deseo a la acción? (sigo hablando de arte pero si alguien cree me he ido por las ramas, bueno... que me lo diga en privado, gracias)

Pero el intelecto apela a unos parámetros muy diferentes a los que impelen a querer llenar una hoja en blanco. Ni buenos (¡ay!) ni malos (¡ay!), diferentes. Creo que hablamos de la tan mencionada incomunicación entre mente y cuerpo, deseo y realización y eso hay que solucionarlo porque, si no, este blog se convertirá en un debate eterno de una persona bipolar.
¡Menudo re-descubrimiento, eh!: EL SABER MATA LA CREACIÓN.

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