lunes, 7 de enero de 2008

À la santé!

Para el año nuevo, salud y pesetas.

Hoy he tenido la oportunidad de tomarme un café con el Doctor Gaidon. Bueno, le llamo "doctor" porque, por su forma de hablar, parece que esté siempre a punto de diagnosticarte alguna enfermedad o prescribirte alguna medicación regeneradora.

Mientras yo me tomaba el té y él su café, se ha dado cuenta de que mi párpado superior izquierdo temblaba. Sólo de vez en cuando, pero temblaba. Directamente me ha preguntado si estaba cansada, estresada, con las defensas bajo mínimos o bien... no, esas eran las tres opciones a elegir. Entonces me he parado y he reflexionado: a juzgar por el herpes que ha asomado en mis labios sumado a que he estado resfriada, que he vuelto a París después de unos días cargaditos de emociones en Barcelona, 12 horas en tren, nostalgia, alegría, frío, calefacción, trabajo, gente, cumpleaños, cine, futuro... pues sí, doctor Gaidon, va a ser algo de eso. Y además estoy en ese momento del mes en el que me encantaría tener pelo en el pecho en vez pañales, así que... Doctor, ¡qué hago?

Me dice que respire. Que olvide el herpes, ¡que no me lo toque!, que si no puedo hacer la transferencia bancaria, no pasa nada, que si la targeta de crédito está bloqueada para hacer operaciones en internet, no pasa nada, que mañana por la mañana le diga a la señora simpática que me mostró la residencia que le pagaré con retraso (debí pagar el sábado) porque ninguno de los 453 códigos que me han mandado de Caixa Catalunya funciona, que pregunte a la escuela si les puedo pagar por meses... Entonces, llega ese momento de ataraxia en el que realmente logro olvidar el herpes sintiendo, eso sí, que mi párpado izquierdo empieza a agitarse. Entonces voy a tocarme el ojo para detenerlo y me toco el herpes sin querer y, ¡hala!, ya me he olvidado de respirar.

Y justo cuando tengo muy, muy, pero que muy presente todo este cuadro de síntomas absolutamente catastróficos, temporales y absurdos, aparece ese chico que por lo general te alegra el día con un simple "bon soir"; salvo que por esta vez una servidora se ha quedado bloqueada entre el herpes y el párpado; lo que geográficamente nos lleva a la nariz. Sí, señoras y señores, doctor Gaidon, me ha empezado a picar la nariz. No sé si en cuanto lo he notado he puesto los ojos bizcos para mirarla pero, en fin, para qué torturarnos más, doctor? Ha estado bien estornudar en do mayor.