Pompidou por dentro, París por fuera.
Un gran mirador en el centro de una ciudad. Por la estructura de cristal, sus escaleras y sus tubos ofrecen una visión de un París perfectamente iluminado y esculpido. Los edificios absorben al máximo la luz solar para no disminuir en importancia. Se sitúan delante del fondo rosado que más realza su estructura; pura coquetería.
Y aquí tenemos un par de mirones inmóviles del 5º piso:
El domingo, Margaux (compañera de piso de Blanca) y yo, nos sentimos con fuerzas para levantarnos e ir a ver el Centro Georges Pompidou. Como souvenir de este primer encuentro ofrezco dos obras que plasman lo que tanto me cuesta explicar con palabras sobre el Laboratorio de Estudio del Movimiento. También había Kandinskys pero claro, se fundió la batería de la cámara.
Matisse: ¿hay tensión o no hay tensión? ¿hacia dónde tira? Se mueve, ¡y cómo!
Sí, es la misma figura desde dos puntos de vista distintos.
Finalmente, Magritte, dedicado a Blanca, que no pudo venir: