miércoles, 14 de noviembre de 2007

La cara dulce del arte contemporáneo

Un gofre a la salud de los buñuelos huecos
En una de las maratones de lanzamiento de cv de la semana pasada fui a parar a la Galeria Denise Rene (www.deniserene.com). El viernes a las 13:45 de la tarde me presenté en una de las dos galerías que tienen en la ciudad, la de Rive Gauche, en el barrio 7 (tipo Sarrià pero sin disimular). Al llegar estaba cerrada. Blanca, desde casa, miró en su ordenador y comprobó que abría de nuevo a las 14h. Lógicamente, esperé. Mientras estaba ahí, una mujer bien conjuntada con el barrio me preguntó si me iba a quedar hasta que abrieran. Al decirle que sí, la mujer me entregó un paquete para Isabelle: "ella ya sabrá quién se lo trae". Me quedé sola con mi carpeta, el paquetito con dibujos de croissants, el bolso, el gorro y sin guantes. Sí, hacia frío, mucho frío.
A las 14h ahí no había nadie. Ni a y 5, ni a y 10... ni a y media. Ni siquiera podía decidir irme a la galería del otro lado porque como tenía un paquete que entregar... Me empezó a entrar un hambre atroz y la tentación de dejar a la tal Isabelle sin merienda iba siendo cada vez más fuerte. Así que, en cuanto empezó a hacer un viento insoportable, decidí irme a comprar un gofre caliente a un kiosko junto a la entrada de metro de St. Germain de Près, justo donde cambiamos de barrio. Paso de dar detalles pero resumiendo: si en una mano llevas un paquete que pesa muy muy poco, en la otra aguantas una carpeta, llevas bolso y quieres estar presentable para entregar tu dossier en una galería, nunca, repito, NUNCA, te comas un gofre con nutella fundida si se despierta la tramuntana a la parisina y el banco en el que te puedes sentar no está a menos de 10 metros. Suerte que el bolso era marrón, ahí sí que fui inteligente.
Responder al móvil cuando Blanca llamó también tuvo su mérito. Visto el panorama ella decidió venir directamente a la estación de metro en la que yo estaba, en vez de esperar a que yo fuera de nuevo al centro. Por supuesto, ley de murphy: cuando ella llegó la galería estaba abierta como si nada.
Pregunté por Isabelle. Qué alegría al ver que existía. Se disculpo por haber abierto tarde. Al parecer tenía que dar una clase... Le dije que iba a verla por dos motivos. "Uno es que tengo un paquete para usted. La persona que me lo ha dado dijo que sabría de quién era. Me lo ha dejado a mí en cuanto ha visto que también esperaba". La mujer flipó y se puso a reír. Me dio las gracias y dijo que lo compartiría conmigo. "El segundo motivo es para entregarle mi dossier para hacer un stage." Lo cogió interesada y después de reírnos un rato más me dio la mitad de la mercancía: unos buñuelos con mucho azúcar y completamente huecos. Será cosa del barrio, en estos entornos prima el barroco minimal. O minimal a precio de barroco...
No sé si tendré prácticas pero hipoglucemia, lo que es hipoglucemia, no, todo el mundo tranquilo.

Sobre 1 Galería y Rien de Rien

Montmartre con luz
Ayer... no, perdón, el lunes fui a Montmartre después de haber pasado por la Administración del Centro Pompidou. Lo dicho, con la alegría de la primera entrevista fui tirando hacia una de las pocas galerías que abre en lunes. Arte contemporaneísimo (¿así?)... (http://www.galeriew.com/).
Ir a Montmartre en metro y con un plano es imprescindible pero hay que prestar atención a las subidas, las curvas y las rectas. Si no, os puede ocurrir como a mí y pensar "esta calle es curva pero es la que me lleva directa a X" y descubrir que la calle que has dejado más abajo, es recta y llevaba directamente a tu destino. Nada, no pasa nada. Es un momento turista y sin gps dispersarse y multiplicar la duración de tu trayecto por tres es inevitable. Pero valió la pena, ¿no?:



En cuanto a esta tercera foto, decía la placa que aquí tuvo Picasso su primer estudio. Si no me hubiera perdido no lo habría encontrado. Por otro lado, juraría haber leído esto antes en otro sitio peeeero... yo no digo nada.


Después de ver la galería tenía la cabeza como un bombo. El arte me encanta, lo que vi me gustó pero, no sé por qué, a menudo me entra un mal humor!, una tensión..., grrr. Así que decidí tomarme la tarde para no hacer nada: rien de rien. No lo parece porque os estoy ahorrando los detalles pero estos días he seguido con mi actividad de lanzamiento de CVs, entrevistas de trabajo (bueno, una, :-P), inspección de galerías, he empezado a dar clases de español y sigo con mis oraciones al patrón de las prácticas (un poco) remunaradas. Está claro que me merecía unas horitas de rien de rien.

Me senté de nuevo en el Sacré Coeur. Esta vez, sola, con luz y con menos suerte con la música. En el tramo más bajo de escaleras, una cantante con su... ¿cómo se llama ese aparato que es como un altavoz y reproduce melodías para poder cantar encima? Bueno, con éso pero sin cantar. Micrófono en mano hizo un par de gorgoritos y el resto del rato lo pasó fumando y hablando por teléfono. Toda una entertainer. En el otro tramo de escaleras ya fue más parecido al día que fui con Blanca. Si bien hubo momentos karaoke, pasé un muy buen rato. Cargué pilas. Ahora sabréis por qué:


Mi amigo Juan-Luc

Compartir: no es fácil pero necesario


Ante tal expansión de espacio, he sentido una fuerte necesidad de compañía. Me basta con la presencia de un amigo. Alguien que vigile el bienestar de mis libros, la batería de la cámara y que disfrute conmigo del piar de los pájaros porque, para los que no sabíais qué es ese ruidito del vídeo, los pájaros se oyen desde esta habitación de París. ¡Hay tantas cosas por compartir!: que si hoy me han llamado para unas prácticas, que si hoy el curso de movimiento ha sido interesante, que si he quedado con Anne Lise para ir al Palais Tokyo, que si me queda bien el jersey de rayas... En fin, alguien fundamental para sobrellevar el día a día en un París que, por cierto, ¡¡¡VUELVE A ESTAR EN HUELGA!!! Qué vicio, oye.

...bueno, ahí está Juan-Luc:





Aún se está adaptando a la nueva vida, por eso lo veréis algo desenfocado. Pobre, ha sido arrancado de una larga vida de proctector de tendederos de ropa y envoltorio de huevos kinder para pasar a dormir en una humilde estantería. Espero que no me denuncie. Estoy segura de que poco a poco irá encontrando su forma y su lugar.




Un paseo por la habitación