martes, 8 de abril de 2008

Viaje con nosotros

Línea 9

Recorrido: de Charonne a Iena. Cada mañana, sobre las diez menos veinte, pueden ocurrir varias cosas:
a) Concierto: “Volare” a ritmo de acordeón y fondo musical de karaoke. Esta actuación suele repetirse durante el recorrido de vuelta, 8 horas más tarde. Letra irreconocible. Ni italiano, ni español sino todo lo contrario.
b) Poesía: Baudelaire, creo. Mujer de mediana edad, con una de las voces más agudas que jamás he oído, recita “Las Flores del mal”, creo. Un lujo, pero siempre me pilla dormida, con la cara apoyada en alguna ventana, o erguida; en este último caso no descanso tanto por miedo en que de una frenada se me caigan las gafas o el libro del que no alcanzo a leer más de una página.
c) “Señoras y señores, perdonen que les moleste… [+fragmento que nunca entiendo]… o ticket restaurante”
d) Concierto: “Bésame, bésame mucho” a ritmo de saxofón codificado. Las notas que el músico no encontró no aparecen, ni se intuyen, no existen. La primera frase de la canción, correcta, bien, gracias.

Recorrido: de Charonne a Iena. Experiencia extensible a cualquier línea y a cualquier hora.
Tareas de restauración de rostros. Mujeres sin ojeras se empolvan la cara, usan rimel, se pintan los labios y siguen con la misma cara de “me abuuuuurro” pero con un toque de color. Autorreflexión: Si bien alguna vez utilizo pintalabios, hago grandes esfuerzos para ascender la cara de sueño al rango de bandera del trabajador alegre. ¿“Alegre”? bueno, “satisfecho”… De acuerdo, “contento”, no, tampoco es eso... ¡Ah si! Yo no soy “trabajadora”, soy una digna becaria en prácticas, pálida, ojerosa pero más contenta que unas castañuelas por estar haciendo lo que hace y con un lápiz de labios estupendo (gracias Momo).

No hay comentarios: